martes, 19 de agosto de 2014

Aprendedlo: Acabar bien es que no os acabéis, (nunca).

Anochece más de una vez al día, digamos que siempre es de noche pero que hay momentos pequeños y fugaces en los que la oscuridad se olvida de sí misma, apenas un descuido, un despiste, y brilla. Un interludio, una ráfaga, algo que no pasa de lo instantáneo pero por lo que sentarte a esperar, con la ilusión de un niño al construir castillos de arena en una playa desierta a primera hora de la mañana, todo el día. Es lo que tiene lo efímero...
Últimamente anochezco mucho. Y en uno de estos interludios ya no sé si me hacen más falta tus manos reparándome y rompiéndome, tu boca a 4 cm o un cigarro para ver si te ocultas (aunque sea un ratito) tras el humo.
Para ver si te ocultas y mientras tanto yo me oculto, para ver si nos evaporamos y de irnos... nos vamos con nuestros recuerdos y nuestros rotos, cada uno por su lado. Para ver si nunca más vuelven tus espinas a hacer sangrar mis dedos, para ver si nunca más plantas rosas en mis pulmones, que son preciosas, no te lo niego, pero no me dejan respirar.

Me gustaría hacerlo todo pero a la inversa.
Que mi vida empezara en el momento en el que nos desvanezcamos los dos y que retrocediera, un flashback que dure horas y que a penas a tres minutos de empezar los dos seamos capaces de darnos cuenta de que aún sin tenernos, nunca nos hemos perdido.
Me gustaría gritarte, pero no me sale la voz. Te miro y me ahogo, tú callas, siempre callas. Pienso en que me gustaría leerte como un libro abierto, saber todo lo que piensas, y aunque pueda imaginarlo, no pasa de ahí, y llega un momento en el que creo que todo de lo que estoy segura son malas pasadas que me juega mi mente.
Tengo una sensación, tan adentro como el corazón, y con una vida propia que asusta. Siento que me estoy perdiendo capítulos de mi propia vida. Vivo en tercera persona, lo veo todo desde lejos, y aunque me esté destrozando la vida no tengo ninguna capacidad de decisión en mí misma, es mi peor pesadilla, pero no logro despertar de ella.
Me gustaría moverme un poco más hacia la izquierda y cogerte la mano, porque cuando alguien te coge la mano se te hace imposible huir, porque está ahi, esa necesidad de sentirte parte de algo, es una llamada directa a ese momento, a que dejes de naufragarte en pensamientos paralelos, a que regreses.
Siempre he odiado el que en una pareja el uno diga que es del otro y viceversa, porque amor no significa posesión y porque yo necesito sentirme libre. Pero me rompes los papeles y me descubres a mí misma, como a una niña pequeña la primera vez que ve el mar, amar no es posesión, pero ahora entiendo el que a una persona 'le pertenezca' otra. Tú tienes todos mis pedazos, mis rotos, mis sueños, mi futuro, las ganas de cambiar, las ganas de salvarme, las ganas de vivir. Tienes todos los viajes que puedo hacer, tienes la tregua, tienes la clave de la paz mundial entre tu segunda y tu tercera costilla izquierda, y aunque tengas una guerra en la cabeza: Just ride.
Entonces susurro tu nombre, levantas la vista y por fin te encuentro. Sé que estás más dañado de lo que lo estabas hace tan sólo cinco minutos, pero también sé que eres mi causa perdida favorita. Te digo que no sé que hacerte, que hacerme ni que hacernos, tu sonríes, sonríes y te rompes, yo naufrago en todo lo que no dices y ahí nos ahogamos, porque lo de salvarnos nunca fue hecho para nosotros, lo bonito es que nos ahogamos juntos, y qué más dará el sitio si es contigo, que el infierno es un paseo cuando ya se te ha caído el cielo encima, que dicen de tocar fondo, pero a mí el fondo me atravesó un millón de veces y seguí bajando. Tocar fondo no es el final, que no os engañen. Yo solo quiero tocar el fondo de su alma, y no acabar. No acabarnos. Nunca. Nunca. Nunca.


MissRuines.

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